La idea es tan sencilla como brillante. ¿Quién no tiene en casa un destornillador? Dos ingenieros de Vigo, Michael William Pérez Trigano y Luis Baamonde Cotón, triunfan allá por donde van con Micaton, una pequeña pieza que se adapta a todo tipo de destornilladores (manuales y eléctricos) y que, con un potente imán, aligera y hace que el trabajo de atornillado nunca haya sido tan fácil.

Lo que comenzó hace cinco años como un proyecto en un pequeño taller de 15 metros cuadrados con sus propios recursos, hoy ya es capaz de colocar 50.000 unidades al mes en los mercados de España y Francia (los blíster cuelgan ya en la sección de bricolaje de grandes superficies francesas como Carrefour o Alcampo); y empieza a llegar en fase de prueba a Perú y Argentina.

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