Atornillar con una mano sin que el tornillo se caiga con un sencillo soporte pensado tanto para profesionales como para manitas de fin de semana. Eso logra Micaton, el sujetador de tornillos patentado por dos ingenieros vigueses que comenzaron a comercializarlo a principios de 2014 y que ahora desembarcará en Estados Unidos. En 2015 lograron encargos por medio millón de euros de un producto cuyo coste por unidad ronda los dos euros.

El artilugio es un pequeño cilindro hueco que se inserta en la punta del taladro o destornillador. Un potente imán sujeta el perno, y parte de su cuerpo es de goma deformable, lo que permite tanto proteger la superficie en la que se atornilla como una aproximación a ella con el máximo de potencia de la herramienta que se use. Esas características ya existían por separado en varios productos, pero Micaton las agrupa en uno tras más de cuatro años de desarrollo. El trabajo que requiere que una idea se convierta primero en invento y luego en negocio viable.

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